Judith Leyster, de Haarlem, fue una artista neerlandesa del siglo XVII. En aquella época había muy pocas mujeres artistas y ella es la más famosa. Fue la primera mujer a la que el gremio de pintores le concedió el título de «maestra pintora». Esto conllevaba que, al igual que los hombres artistas, podía establecer su propio taller, enseñar a alumnos e incluso vender sus pinturas.
Otras artistas se limitaban a pintar bodegones sobre todo, pero Leyster era más ambiciosa. Le gustaba pintar «pinturas de género» modernas, con escenas domésticas. No las pintaba con muchos detalles, sino con una técnica «imprecisa». Eso era algo poco habitual y Leyster fue la única artista neerlandesa que trabajó de esa manera en aquella época.